En la Archicofradía del Rosario se encuentra u puzzle con 300 piezas en el que figura el proyecto del llamador del Paso de Nuestra Madre de Dios del Rosario
PUZZLE 300 PIEZAS
A 5 € LA PIEZA
PROYECTO LLAMADOR
VIRGEN DEL ROSARIO
El Orbe, el
Mundo iluminado por la tea que porta el perro sobre sus fauces, se asienta
sobre unas piedras que representan los cimientos del Convento de San Esteban,
sede canónica de la Archicofradía del Rosario desde hace varios siglos.
El perro con la
tea encendida representa el sueño que tuvo la Beata Juana de Aza, madre de
Santo Domingo. El Beato Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo en el
gobierno de la Orden de Predicadores, escribe, hacia 1233, la obra Orígenes de la Orden de Predicadores. Y
en ella, en alusión a la Beata Juana de Aza, madre de Santo Domingo, dice: “A
su madre, antes que lo concibiera, se le mostró en visión que llevaba en su
vientre un cachorrillo con una tea encendida en la boca y que, al salir de sus
entrañas, prendía fuego a todo el mundo: con lo cual se prefiguraba que el hijo
que había de concebir sería predicador insigne que, con un ladrido de su santa
palabra, excitase a la vigilancia a las almas dormidas en el pecado y llevase
por todo el mundo aquel fuego que Jesucristo vino a traer a la tierra”.
El dragón alado
simboliza el pecado del mundo y la manzana que muerde en su boca es un
referente al pecado original y a la expulsión del Paraíso.
Sobre el pecado,
vencido por la fe, dos arcángeles portan el símbolo de María. Uno de los
arcángeles lleva una lanza coronada con el escudo de la Orden de Predicadores
que se hunde sobre el dragón; en medio del escudo se sitúa la estrella de Santo
Domingo. El otro arcángel porta una custodia, en clara alusión al carácter
sacramental de la Archicofradía del Rosario. Ambos arcángeles y los signos que
portan significan la victoria de la fe, la palabra, la predicación y la acción
de Dios, a través del Verbo Encarnado, de la presencia viva y real de Jesucristo
en la Eucaristía, alimento de fe y de salvación.
Ambos arcángeles
portan el símbolo de María (MAR), sobre una orla renacentista. Corona esta orla
la tiara pontifical y las llaves, signos de la potestad del Sumo Pontífice, en
clara alusión a San Pío V, Papa dominico del siglo XVI, impulsor de la devoción
a María y al Rosario, uno de los titulares de la Archicofradía del Rosario.