A eso de las 10:30 de
la noche, salíamos de la cochera de la
casa de la Iglesia. El paso con 45
Hermanos Costaleros, y ganas, había muchas ganas de hacer un ensayo serio.
Como así fue, paso andao, bien andao de frente, con un paso
firme. Fue un ensayo de los que hacen cuadrilla, ensayos de almas llenas de
alegría y hombres por derecho que han dicho que “hay cuadrilla”.
Salimos del Garaje de
la Casa de la Iglesia, hacia calle Escoto, seguimos por la calle Rosario hasta
la Plaza Concilio de Trento, calle Palominos, Rúa Mayor, calle Francisco de Vitoria
Plaza de San Isidro, para coger la Rúa Antigua hacia la calle Jesús, calle San Pablo, Plaza
Concilio de Trento, Rosario, Escoto y entrando de nuevo al Garaje de la Casa de la Iglesia .
Durante todos estos ensayos, hemos rezado a nuestra manera,
y hemos pedido a nuestra manera. Y hemos sido Iglesia a nuestra manera. Como
costalero del Señor, te das cuenta de que no es que seas importante, es que
haces algo importante, Si miramos hacia atrás y recordamos los demás Domingos de Ramos, nos acordamos de esas caras
de emoción y alegría. Emoción contenida por sentir, más que ver, al Señor.
Bendita locura… siempre tienes ganas de que llegue el viernes
siguiente para ponerte el costal y meterte la trabajadera al cuello para volver
a destrozarte el cuerpo para llenarte el alma.
Porque todos somos cuadrilla. Los que dentro y los de fuera.
Porque si no venís, el ensayo no es igual. Gracias. Gracias por estar fuera y
acompañar. Los ensayos han sido mejores porque habéis venido y nos habéis
acompañado hasta el último día. ¡Sois cuadrilla!
Golpe de Martillo que recorre todo el paso y se nos cuela
dentro, ¡SI! Dentro de nuestras almas.
Las que rezamos al hijo de Dios. Nuestro
corazón se queda lleno de emoción cuando
miras al Cristo y le das las gracias por estar ahí, a los pies de Él.
Otro año más. Meterse en el Paso con el costal puesto es
respirar madera de Domingo de Ramos, incienso de un abril pasado y cuadrilla
hecha de esfuerzo.
Intenciones , esfuerzos, emociones,sensaciones , sentimientos, y los dientes apretados.
¡Gracias cuadrilla!